El agua es mucho más que un elemento refrescante: también es una poderosa herramienta de aprendizaje y desarrollo.
En la infancia, las actividades con agua no solo entretiene: estimula los sentidos, fomenta la exploración libre y fortalece tanto la motricidad gruesa como la motricidad fina. En La Nube, incorporamos juegos con agua como parte de nuestras experiencias educativas porque sabemos que los niños aprenden mejor cuando se mueven, tocan, experimentan y se divierten.
¿Qué es la motricidad y por qué es tan importante?
La motricidad gruesa se refiere a los movimientos amplios del cuerpo: correr, saltar, agacharse, levantar objetos… Mientras que la motricidad fina implica movimientos más precisos, como sujetar, apretar, verter o manipular objetos pequeños. Ambas son fundamentales para el desarrollo físico, la autonomía y el aprendizaje posterior de habilidades como escribir o vestirse solos.
¿Cómo ayudan los juegos con agua a desarrollar estas habilidades?
Cuando los niños juegan con cubos, recipientes, botellas o esponjas llenas de agua, están realizando una serie de movimientos que fortalecen distintos grupos musculares y capacidades cognitivas:
Motricidad gruesa: mover, cargar, levantar
Al transportar agua, llenar cubos o verter de un recipiente a otro, los niños mejoran su coordinación, equilibrio y fuerza física, especialmente en brazos, hombros y tronco. Estos movimientos también requieren concentración, planificación y control del cuerpo.
Motricidad fina: apretar, exprimir, verter con cuidado

Actividades como exprimir una esponja, llenar una jeringa o abrir y cerrar botellas estimulan los músculos pequeños de las manos y los dedos, fundamentales para tareas cotidianas como dibujar, cortar con tijeras o abotonarse la ropa.
Coordinación ojo-mano y pensamiento lógico
Verter sin derramar, dirigir el agua a un punto específico o lograr que un objeto flote son ejercicios que demandan precisión visual, atención y capacidad para resolver problemas. Todo esto sucede sin que el niño lo note… porque lo vive como un juego.

Más que motricidad: los beneficios emocionales y sensoriales del agua

El agua también tiene un efecto calmante y sensorial. Su temperatura, sonido y movimiento generan en los niños una sensación de relajación que los ayuda a regularse emocionalmente.
Además, jugar con agua fomenta la autonomía y la confianza: los niños experimentan control sobre un elemento, deciden qué hacer, prueban, se equivocan y vuelven a intentarlo. Todo en un ambiente seguro y estimulante.
En La Nube, el agua es aliada del desarrollo
En La Nube, incorporamos juegos con agua como parte de nuestras actividades regulares, siempre adaptadas a la edad y etapa de desarrollo de cada grupo. Desde los más pequeños que aprietan una esponja, hasta los mayores que transportan y combinan materiales, cada actividad tiene un propósito pedagógico detrás del juego.
Así, mientras se divierten, también desarrollan habilidades clave para su crecimiento integral.
¿Quisieras replicarlo en casa?
Te compartimos algunas ideas simples para hacer juegos con agua en familia:
- Llenar y vaciar recipientes de diferentes tamaños
- Pintar con agua en una pared o pizarra
- Jugar a trasvasar con cucharas, embudos y botellas
- Exprimir esponjas de colores
- “Lavar” juguetes o ropa de muñecos
Siempre con supervisión y en un ambiente seguro.
Jugar con agua es mucho más que mojarse

Es una forma completa de estimular el cuerpo, la mente y las emociones desde edades tempranas. En La Nube, confiamos en el poder del juego como motor del desarrollo y sabemos que, con cada gota, los niños crecen más fuertes, más autónomos… y más felices.